La piña suele estar presente en muchos menús navideños y puede tener su explicación, ya que en estas fechas las comidas son bastante copiosas.
La piña es una fruta tropical que encontraron los colonizadores españoles y portugueses en Sudamérica. Los indígenas americanos le llamaban naná, que significa "fragancia"; sin embargo para los portugueses era ananós, de donde proviene su nombre botánico. Pero como a los españoles les recordó la piña piñonera por su apariencia externa, le llamaron piña.
La piña, a diferencia del plátano, sólo madura satisfactoriamente en la planta. Su contenido en azúcar y principios activos se duplica en las últimas semanas de maduración, por lo que los frutos recolectados prematuramente resultan ácidos y pobres en nutrientes.
Cómo elegirla y conservarla
Hay un buen truco para saber cómo elegirla: tirar con suavidad de las hojas interiores de su "plumero" y si éstas se desprenden con facilidad, está en su estado de maduración perfecta. Una vez alcanzado este punto, debe consumirse lo antes posible, ya que a partir de este momento comienza a perder su jugosidad con gran rapidez.
La piña es una fruta muy frágil y sensible a los cambios bruscos de temperatura. Se puede conservar durante unos días en un lugar fresco y seco, aunque nunca en el frigorífico, porque se deteriora a temperaturas inferiores a 7º C. Una vez pelada y cortada, se puede conservar en la nevera recubierta con un envoltorio de plástico.
Propiedades nutritivas
Su contenido en agua es alto. Destaca su aporte en hidratos de carbono y bromelina, una enzima proteolítica, es decir, capaz de "romper" las moléculas de proteínas, ayudando así a su digestión. A pesar de su sabor dulce, su valor calórico es moderado.
En cuanto a los minerales, destaca su contenido en potasio, yodo y, principalmente, manganeso. Entre las vitaminas destacan las vitaminas C y B1.
En relación con la salud
Es una fruta dulce, sabrosa y fácil de comer. Por su apariencia, propiedades nutritivas y sabor, su consumo es adecuado en todas las etapas de la vida.
Gracias a la bromelina, en estado fresco resulta un postre ideal para facilitar la digestión o como ingrediente en ensaladas para preparar el estómago de los posibles excesos.
Por su aporte en vitamina C está especialmente recomendada para quienes tienen un mayor riesgo de sufrir carencias en dicha vitamina: personas que no toleran los cítricos, pimientos u otros vegetales que son fuente casi exclusiva de vitamina C, o para personas cuyas necesidades están aumentadas, periodos de crecimiento, embarazo o lactancia materna. Así mismo, el tabaco, el abuso de alcohol, ciertos medicamentos, estrés y defensas disminuidas, actividad física intensa, cáncer y sida y las pérdidas digestivas originadas por enfermedades inflamatorias crónicas, disminuyen el aprovechamiento y producen mala absorción de nutrientes.
Su contenido en fibra le confieren propiedades laxantes, contribuye a reducir las tasas de colesterol en sangre y al buen control de la glucemia. Ejerce un efecto saciante, lo que beneficia a las personas que llevan a cabo una dieta para perder peso. Además, por su contenido en hidratos de carbono, riqueza en potasio y bajo aporte de sodio, resulta muy recomendable para personas que sufran de hipertensión arterial o afecciones de vasos sanguíneos y corazón.
Quienes padecen de isuficiencia renal y requieren dietas bajas en potasio, deberán controlar la ingesta de piña. sin embargo, a quienes toman diuréticos que eliminen potasio y a las personas con bulimia, les conviene el consumo de piña.
El ácido oxálico que contiene la piña puede formar sales con ciertos minerales como el calcio y formar oxalato cálcico, por lo que se ha de tener en cuenta su consumo si se padecen este tipo de cálculos renales, ya que se podría agravar la situación.
La piña fresca favorece la digestión, ¿ocurre lo mismo con la piña conservada en almíbar?
NO, debido a que el tratamiento térmico al que se somete la piña en conserva provoca la pérdida del efecto de la bromelina.
0 comentarios:
Publicar un comentario