Ya ha llegado la primavera y, aunque todavía en algunos parajes seguimos rodeados de nieve, poco a poco iremos acercándonos al verano, época en la que debido al calor, a la exposición al sol, a que hacemos una vida más sedentaria y a que no controlamos tanto la alimentación, es cuando suelen aparecer las varices o empeorar las que ya existen. Pero también debemos tener en cuenta que, una vez que salen, perduran en las piernas en cualquier época del año, a no ser que hagamos algo para remediarlo.
¿Por qué aparecen?
Las varices son venas con alteraciones que dificultan la correcta circulación de la sangre hacia el corazón. Para entender por qué surgen, lo primero que hay que saber es que en las paredes internas de las venas de las piernas hay unas válvulas que se encargan de que la sangre no descienda atraída por la fuerza de la gravedad. Sin embargo, cuando estas paredes se dilatan, o las válvulas no cierran bien, la sangre no es capaz de ascender y, por tanto, se acumula en las venas de las piernas modificando su forma y tamaño. Como resultado aparecen las varices. Por lo general se localizan en las piernas, pero pueden estar presentes en cualquier otra parte del cuerpo.