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viernes, 27 de junio de 2014

Estamos en verano: protégete del sol


Ya ha llegado el verano una vez más y el sol vuelve a brillar con toda su fuerza. Los días son mucho más largos y, por tanto, vamos a estar expuestos mucho más tiempo al sol, por lo que debemos recordar la necesidad de protegernos de sus rayos en todo momento, y no sólamente en la playa o la piscina.
La piel es nuestra capa protectora ante los rayos ultravioleta (UV), pero esta capacidad protectora es limitada y, por ello, debemos utilizar un fotoprotector que ayude a filtrar estas radiaciones.
Al tomar el sol es importante tener sentido común y aprovechar sus efectos beneficiosos (sensación de calor y bienestar, acción antidepresiva y síntesis de vitamina D) y evitar los perjudiciales (quemaduras, manchas, fotoenvejecimiento y cáncer de piel). La manera de evitar todos estos efectos indeseables es una adecuada fotoprotección. Debemos convertirlo en un hábito.
En los últimos años se ha detectado un aumento del número de casos de cáncer de piel. La mayor proporción se da en personas ancianas o adultos mayores. Sin embargo, pueden verse en niños y adolescentes, que dedican más tiempo a actividades al aire libre. Al desarrollo del cáncer de piel contribuye la exposición solar acumulada durante toda la vida y debemos tener en cuenta que la mayor parte de esta exposición se da en los primeros 18 años, por lo que es fundamental una correcta protección desde la infancia.
Debemos ir deshaciendo la asociación del bronceado con salud, belleza y status social. Y es que el bronceado no es un síntoma de salud, es una reacción defensiva de la piel ante la agresión de la radiación solar.



Recomendaciones para una adecuada protección solar
  •  Tomar el sol de forma progresiva. El bronceado de los primeros días se produce gracias a la melanina ya formada. Son necesarios 3 días para sintetizar nueva melanina y que ésta llegue a la superficie de la piel, por lo que aumentar la exposición al sol puede conducir a enrojecimiento y quemadura. Hay que protegerse desde el primer día hasta el último.
  • Aplicar el fotoprotector 30 minutos antes de la exposición al sol y en cantidad generosa. No utilizar protectores de años anteriores ni después de la fecha de caducidad después de abierto, ya que ha podido perder efectividad.

  • Renovar a menudo el fotoprotector. Si estamos más de 2 horas, hay que repetir la aplicación del protector y si se está más de 4 horas, debemos buscar zonas protegidas del sol.
  •  Tomar el sol en movimiento. Evitar exponerse al sol sentado o tumbado (no te duermas nunca al sol) porque el riesgo de quemadura aumenta por el sudor, por su efecto lupa, y porque la radiación se refleja en la arena.

  • Beber mucha agua y líquidos sin alcohol ni cafeína
  • Evitar las horas centrales del día (de 12 a 16 horas) que es cuando el sol es más peligroso. 
  • En pieles y personas muy sensibles (niños, embarazadas, ancianos) es recomendable aplicar el protector por todo el cuerpo, incluidas las zonas con ropa, ya que las radiaciones son capaces de atravesar las finas ropas del verano. Pero en estos casos la protección más eficaz es una protección física: camiseta, gorro, gafas..........
  • Aparte de la piel, el ojo es el órgano que más probabilidad tiene de sufrir daños por los rayos ultravioleta. Los ojos de los niños son más vulnerables que los de los adultos ya que el cristalino absorbe hasta 6 veces más radiación que los adultos y, además, porque pasan más tiempo al aire libre. Los daños provocados por la radiación solar en los ojos de los niños pueden ser acumulativos e incrementar el riesgo a desarrollar un trastorno ocular irreversible en el futuro. Como todo problema acumulativo, cuanto antes empecemos a protegerlos con unas gafas adecuadas, mejor.

  • Si advertimos que alguna peca o lunar cambia de forma, tamaño o color, consultar al dermatólogo. Las cicatrices se pueden pigmentar con el sol y se pueden proteger con sticks protectores o con una tirita en función de donde esté localizada. 
Recordar que la finalidad del fotoprotector no es prolongar el tiempo de exposición al sol, sino complementar la fotoprotección realizada por métodos naturales.

After-sun

El simple acto de tomar el sol supone una agresión para la piel y, aunque no haya quemadura o enrojecimiento, el equilibrio dérmico se ve alterado, por lo que es necesario restaurar la piel. Esta es la función del after-sun, entre cuyas propiedades podemos encontrar las siguientes:
  • Calma y refresca de forma inmediata
  • Reduce el enrojecimiento
  • Hidrata
  • Contiene ingredientes que ayudan a nutrir y equilibrar la piel
  • Ayuda a prolongar el bronceado
  • Resguarda la juventud de la piel
Y ante todo ¡¡¡Feliz verano!!!

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