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martes, 3 de junio de 2014

Celulitis


Cuando se acerca el verano y empezamos a  aligerarnos de ropa y pensar en el bikini, es cuando crece la preocupación por el físico y nos acordamos  de la celulitis que hemos tenido olvidada durante el invierno. Entonces entran la prisas por tratarla y queremos que desaparezca en dos meses. Pero el olvidarnos de ella el resto del año es el primer error que cometemos, ya que la constancia es uno de los factores claves de su tratamiento.
La celulitis es una alteración del tejido conjuntivo subcutáneo, consistente en un aumento del tejido adiposo, lo que conlleva a una mayor retención de agua, toxinas y grasas. Como consecuencia aparecen nódulos que a veces son dolorosos y que son los responsables del antiestético aspecto de la llamada "piel de naranja". Es un proceso lento que va pasando por varios estadios en función  de su mayor o menor gravedad, pero que una vez instaurada se resiste a abandonar las zonas conquistadas. La celulitis se localiza fundamentalmente en nalgas, muslos, caderas y abdomen, pero también puede aparecer en rodillas y tobillos, e incluso en brazos, hombros, senos o región cervical.
Se asocia mayoritariamente al sexo femenino, pero también puede aparecer en hombres.



Etiología de la celulitis
Entre los diferentes factores que pueden originar la celulitis podemos encontrar los siguientes:

  • Factores hormonales: los estrógenos femeninos juegan un papel predisponente y/o agravante de la celulitis.Incrementan la actividad de los adipocitos (células grasas) originando la formación de los nódulos. Esto da lugar a la mayor presencia en las mujeres, a que empeore en aquellas etapas en las que la actividad hormonal sufre más fluctuaciones, como embarazo, menopausia y tratamiento con medicamentos que contienen estrógenos, y a que su inicio no sea antes de la pubertad.
  • Factores hereditarios: la mayor o menor predisposición a padecerla viene determinada por los genes; antecedentes de celulitis en la familia hacen más probable su aparición. Las mujeres de raza blanca tienen más tendencia  a tener celulitis que las asiáticas o de raza negra
  • Factores del estilo de vida: la alimentación tiene una gran importancia en su desarrollo, así como la vida sedentaria y falta de ejercicio físico, el tabaco y el abuso de alcohol pueden agravarla.
  • Factores psicológicos: el estrés y la ansiedad conllevan un aumento de adrenalina que, en altas concentraciones, favorecen la formación de grasa.
Tipos de celulitis
Hay tres tipos bien dierenciados:
  1. celulitis dura: se ve en mujeres jóvenes aunque practiquen ejercicio. La apariencia es compacta, firme y al pellizcar, el aspecto de piel de naranja es evidente. Es el más común entre adolescentes.
  2. celulitis blanda: aparece en mujeres sedentarias. Está asociada con flaccidez. También aparece en mujeres que han perdido peso de forma brusca. Se ve claramente el aspecto acolchado de la piel, con hoyuelos. Es frecuente a partir de los 40 años y a veces ocurre si la celulitis dura no se ha tratado correctamente.
  3. celulitis edematosa: aparece un incremento del volumen de las extremidades inferiores. La piel es brillante y fina. aparece sensación de pesadez y dolor de piernas. Es la forma más grave pero la menos habitual
Como siempre, el mejor tratamiento anticelulítico empieza por la prevención, controlando siempre, en la medida de lo posible, los factores influyentes.
Evitar el sedentarismo realizando ejercicio físico. Practicar deporte de forma habitual. Los ejercicios aeróbicos como la natación, subir y bajar escaleras, bailar, andar, ir en bicicleta, correr, patinar, etc, activan la circulación sanguínea, aceleran el metabolismo y mejoran el tono muscular.


Mantener una dieta sana y equilibrada. Moderar la cantidad de sal y evitar la comida precocinada por su alto contenido en aditivos y sales sódicas que promueven la retención de líquidos. Los azúcares refinados favorecen la acumulación de grasa. Aumentar el consumo de calcio que controla la función de los adipocitos (células grasas)y estimula la lipolisis (destrucción de las grasas).

Beber al menos un litro y medio de líquidos (agua, infusiones y/o zumos) al día. Una buena hidratación es fundamental para que la piel resulte más elástica, firme y joven.
Evitar el tabaco, que perjudica la circulación sanguínea y favorece la formación de radicales libres; también inhibe la absorción de vitaminas.
Evitar el alcohol ya que aumenta la lipogénesis (formación de grasa) e impide que el hígado procese adecuadamente las toxinas y los elementos más pesados de los alimentos que ingerimos, de manera que las sustancias de desecho no son eliminadas.
Controlar el consumo de café, té y bebidas con cola ya que pueden provocar un efecto diurético que fomente la deshidratación del organismo.


Evitar el estreñimiento, que provoca una dificultad en el retorno venoso y, como consecuencia, un empeoramiento de la celulitis. Añade fibra a la dieta; incluye frutas como el kiwi, melón o ciruelas. Haz ejercicio físico, bebe mucha agua.
Evitar la ropa ajustada, tacones altos o zapatos muy bajos que no favorecen una adecuada circulación.
Evitar el exceso de calor, las exposiciones prolongadas al sol, calefacciones y locales cerrados con exceso de temperatura, así como baños o duchas con agua excesivamente caliente, es preferible utilizar agua fría que favorece la circulación.
Corregir la postura corporal, ya que largos periodos de tiempo en la misma posición dificultan el retorno venoso.

Tratamiento de la celulitis
Para tener éxito, tanto en la prevención como en el tratamiento, hay que tener en cuenta que la constancia va a ser la clave; la celulitis no desaparece totalmente y menos aún en 15 días como dicen en la publicidad de algunos productos pero, aunque sea casi imposible eliminarla por completo, lo que sí se puede conseguir con los métodos adecuados es mejorar de forma visible el aspecto de la piel.
Los anticelulíticos tópicos tienen una mayor efectividad si previamente la piel ha sido exfoliada. Además es muy importante aplicarselos masajeando la zona a tratar, ya que favorece la microcirculación y la movilización de las grasas. Se recomienda un suave masaje circulatorio ascendente, ya que un masaje violento puede afectar negativamente a la estructura del tejido adiposo y empeorar la apariencia de la zona afectada.


La mayoría de los anticelulíticos contienen distintos tipos de sustancias activas en su composición para poder cumplir sus objetivos. Se formulan para que ejerzan una acción local, pero hay diversos estudios que demuestran que ha habido absorción sistémica de algunas de estas sustancias. Teniendo en cuenta que son productos  que se van a utilizar de forma continuada, hay que estar atentos ante aquellas situaciones en las que pueda existir cierto riesgo, como el embarazo y la lactancia.
Durante el embarazo y la lactancia se deben evitar los anticelulíticos que contienen cafeína, ya que se absorbe muy fácilmente a través de la piel. Tampoco están recomendados en diabéticos tratados con insulina, en patologías cardiovasculares, en problemas de insomnio, ansiedad, etc.
Los productos que contengan yodo o derivados no están recomendados en aquellas personas con trastornos tiroideos, diabetes y ansiedad.
Los parches han tenido bastante éxito porque en su composición se incluyen generalmente ingredientes comunes a los anticelulíticos tópicos y son más cómodos de usar, ya que no necesitan masajear la zona. Pero tenemos que tener en cuenta que no son formas tópicas, sino que están diseñados para que los principos activos penetren y se absorban por lo que, en función de la composición, no están recomendados en aquellas situaciones que he comentado anteriormente.
Tratamientos orales: son los llamados nutricosméticos. Complementan desde el interior del organismo la efectividad de los productos utilizados por vía tópica. Dan buenos resultados siempre que se utilicen correctamente.


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