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sábado, 4 de enero de 2014

No te pases con la sal


Al comenzar un año nuevo siempre preparamos una lista con todo lo que queremos hacer ese año y, mi mayor deseo sería que aprendamos a cuidarnos, empezando por nuestra alimentación.
En España mueren más de 65.000 personas al año por enfermedad coronaria y por ictus cerebral. Otras muchas sufren secuelas gravísimas de por vida. El 45% de los infartos de miocardio y el 50% de los ictus cerebrales se deben a la hipertensión arterial, cuya principal causa es el EXCESIVO consumo de sal.
Según la Sociedad Española de Hipertensión-Liga Española para la Lucha contra la Hipertensión Arterial (SEH-Lelha) los españoles consumen de media 10 gr de sal al día, duplicando así la cantidad recomendada  por la Organización Mundial de la Salud (OMS), quien aconseja un máximo de 5 gr diarios para mantener los valores de la presión arterial en niveles aceptables (por debajo de 140/90 mm Hg) y, en consecuencia, reducir el riesgo de padecer enfermedades cardiovasculares.



El mayor problema no es el gusto por "comer salado" en sí, sino la sal "oculta" en los alimentos.
El consumo de sal es necesario para el buen funcionamiento del organismo, regula los fluidos corporales, mantiene el pH de la sangre y ayuda tanto a transmitir impulsos nerviosos como en la relajación muscular. Pero la ingesta excesiva de sal y el reducido aporte de potasio característicos de la alimentación occidental condicionan, junto a la obesidad y el sedentarismo, un aumento progresivo de la incidencia y prevalencia de la hipertensión arterial.
Desde esta sociedad advierten que un error generalizado es asociar la sal con el pan o el salero, cuando en realidad el 80% del aporte diario procede de las conservas y alimentos precocinados. Un 10% restante se agrega al cocinar o en la mesa y el otro 10% es sodio natural presente en los alimentos o en los medicamentos.
Otro error es creer que el jamón york tiene menos sal que el jamón serrano o el resto de embutidos, o que los alimentos dulces como las galletas, pastas o pasteles no contienen sodio. A éstos hay que sumarles también las sopas de sobre o las pastillas de caldo, los quesos curados o bebidas como el agua con gas y los refrescos. Una apuesta segura es elegir alimentos frescos.

¿Cómo consumir menos sal?

  • Lee las etiquetas de los alimentos que compras y escoge los que contienen menos sal. En las etiquetas, la sal suele venir expresada en gramos o en "gramos de sodio"; en este caso para hallar el contenido de sal hay que multiplicar los gramos de sodio por 2,5. Recordad que la cantidad recomendada son 5 gramos de sal
  • Añade menos sal a la comida al cocinarla o condimentarla. Si lo haces gradualmente, no notarás la diferencia. Otra alternativa es condimentarla con hierbas aromáticas
  • En los restaurantes puedes pedir que la comida sea preparada con poca sal: quizás sea todavía tarea difícil, pero poco a poco puede conseguirse




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